En estas vacaciones pasó de todo; recibí una llamada que debí haber recibido hace mucho tiempo; tuve serios problemas con mi mamá por la distribución familiar de mi tiempo en La Guajira y, lo más grave, mi abuela, desafortunadamente, murió el primero de enero.
Han pasado tantas cosas que todavía no las he asimilado por completo, a penas me estoy acomodando a todo. Sin mencionar que ahora se viene la inducción con toda; estamos a escasos días de comenzar. Sin embargo, sé que lo lograré. Gracias a Dios hay mucha gente que me acompaña en estos momentos y tengo la certeza de que lo seguiran haciendo con el correr del tiempo.
En estos momento recuerdo el sabio proverbio bíblico "todos los días del afligido son difíciles, pero el de corazón contento tiene un banquete continuo". No es tiempo de quejarme de todo lo que me pasa, sino de afrontar con valor lo que venga sobre mi vida.
Qué nunca se me olvide que la felicidad es una costumbre y que últimamente me estoy mal acostumbrando.
Hoy, entre otras cosas,
- Se acaban mis vacaciones.
- Estoy completamente solo en mi casa (mi mamá y mi hermana continuan en Riohacha)
- Estoy escuchando más vallenato de lo normal.
- No se les olvide que mañana cumplo 21 años
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