martes, 21 de octubre de 2008

Ello

Dos corazones que latían rápido; seis copas de vino sin manzana; cenizas incandecentes y Ello; mucho, mucho Ello...

Conversaciones randómicas, música de antaño, fechas, simbolismos, carcajadas, un abrazo donde se fundieron dos almas, ganas de vivir, cero remordimientos...

Deseos reprimidos que ganaron en fuerza e intensidad; razonamientos que se desvanecieron en miradas intensas; cariño que se transformó en caricias; el fuelle de un bandoneón que se abría y cerraba para exterminar la quietud...

Besos, abrazos, promesas que no se pueden manter...

Todos estos son los ingredientes de una receta sin nombre, de una tarde amoral, atemporal, anormal ¿Qué siento? No siento: vivo ¿Qué vivo? Ja! si supiera, no te lo diría.

Nos volvemos a encontrar uando nuestras vidas así nos lo demanden; nos volveremos a encontrar cuando nuestros cuerpos nos lo exijan ¿Mañana?¿El viernes?¿En dos semanas? No lo sé. A la represión no se le gana, se le juega de tú a tú.

¿Hicimos mal? No nos compete saberlo; hicimos. Eso es suficiente.

Como se lo dije alguna vez a Dios: "que cuando estemos juntos se apaguen las estrellas y se nos deje amarnos en la completa penumbra, iluminados solamente por la tenue luz de unas velas que no existen".

El amor es el encuentro de dos soledades, punto.

Te quiero